“En el país sólo se habla de los muertos, pero nadie se acuerda de cómo siguió la vida de los que resultaron heridos o de las familias que perdieron a un ser querido”, se apura en aclarar Liliana Suárez de García, titular de la ONG Familiares de las Víctimas por la Violencia en el Fútbol (Favifa)
La mujer decidió crear esta agrupación para reunir a todas las personas que pasaron su misma situación. En 1995, su hijo Daniel, de 19 años, viajó hasta Paysandú (Uruguay) a alentar a la Selección en el duelo contra Chile por la Copa América en una camioneta que iba con simpatizantes de Platense. Un grupo de barras de Deportivo Morón y de Tigre los detuvieron para agredirlo. El joven recibió todo tipo de golpes y puñaladas que le quitaron la vida. El caso sigue impune, pero Liliana promete que su lucha no terminará hasta que se haga Justicia.
“Este es un círculo muy cerrado porque no hay nadie que lleve las estadísticas de cuántas son las víctimas. Lo que pasa en el interior lo sabemos por lo que se publica en los medios de comunicación. Estamos convencidos de que son muchísimos más”, observa García en una charla telefónica con LG Deportiva.
- ¿Por qué cree que se produce esta situación?
- No existe una decisión política de blanquear lo que ocurre en los hechos de violencia. Informar sobre el número de las víctimas debería ser una obligación de los funcionarios. Esa falta de estadísticas nos genera muchísimos problemas.
- ¿A qué se refiere?
- Se nos complica muchísimo nuestra tarea. No podemos cumplir con nuestra misión que es contener a las familias que perdieron un ser querido por la violencia en el fútbol. Y ojo que no estoy hablando de cuestiones económicas, ya que como ONG no recibimos subsidios. Todo lo hacemos con nuestros propios recursos. Queremos ayudar, pero nos enfrentamos al problema de no saber a quién.
García es conocida no sólo por no callarse, sino por haber enfrentado a todos los poderes para lograr cumplir con su objetivo: ayudar a las víctimas y lograr que cada vez haya menos muertos en el fútbol.
- ¿Por qué tantas víctimas?
- El problema es bastante complejo. En estos momentos los barras se pelean entre ellos mismos por problemas económicos y de poder. Ya no existe esa estupidez de morir por el amor de la camiseta. El negocio es lo más importante. Por eso pedimos que se apliquen las leyes sin contemplaciones para acabar con este flagelo. Verdaderamente no se cumple con ninguna de las legislaciones vigentes.
- ¿A qué se debe esa actitud?
- Quieren negar que lo que está ocurriendo con las barras ya es habitual en el fútbol argentino. Ellos dicen que no tienen la culpa porque se vive en una sociedad violenta. Me gustaría decirles a los señores directivos que la interna de barras es un problema del club.
- ¿Son los culpables?
- Los violentos encontraron en el fútbol un negocio muy atractivo, ya que saben que los directivos no les dirán nada. Ellos son responsables de esta situación. Se tiene que acabar con la mentira de los dirigentes. Lo mismo ocurre con el Señor de la AFA (NdlR: así lo llama a Julio Grondona en varias partes de la charla) y los organismos de seguridad. Él es el máximo referente del fútbol argentino y se lava las manos con lo que está ocurriendo en el país.
La presidenta de Favifa no habla por dolor, sino con conocimiento de causa. Como responsable del área deportiva de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, conoce muy bien lo ocurre en diferentes estadios.
- ¿Tan mal estamos?
- La convivencia de la policía con los barras es insólita. He visto personalmente que los policías con los barras definen quiénes pasan por el sistema de detección de huellas, a quiénes se le hace el dosaje alcohólico y cuándo se levantan los molinetes para que entren los más violentos.
- ¿Qué siente al ver todo esto?
- Me da vergüenza que no haya ninguna decisión política para poner freno a los violentos. Pareciera que para las víctimas y los hinchas no existe ninguna política de derechos humanos.